quarta-feira, 19 de agosto de 2015

RAFAEL CORREA DERROTADO!


Salvando a Manuela Picq
La crónica de los dos días en los cuales los abogados de Manuela Picq y decenas de personas trabajaron intensamente para impedir que sea deportada. Tras una serie de gestiones, se declaró nulo el arresto de la periodista brasileña, pero su situación migratoria todavía es incierta.
18 de agosto del 2015
JUAN CARLOS CALDERÓN / PLAN V
Luego toma la palabra Pérez Guartambel. Se demora 40 minutos. En este tiempo cuenta cómo fueron agredidos, y desbarata con grandes fotos el argumento policial de que habían ayudado a Manuela. Fotos que entrega al fiscal por principio de contradicción, el funcionario las recibe pero las coloca boca abajo sobre su escritorio.
Pérez lee en su computadora portátil los argumentos sobre la ciudadanía universal, las resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, muestra los golpes de Manuela y los suyos, reclama por los argumentos para su detención, que nunca le notificaron la detención ni sobre el retiro de su visa, que la resolución de cancelación de visa no estaba motivada, lo cual es un requisito, y por lo tanto es un acto nulo.  Pérez se refiere a los policías que los agredieron y detuvieron como "mis hermanos", lo cual cae de sorpresa a los asistentes. Pérez habla de sueños, de poesía, de utopía universal sobre la migración, cita la Constitución...
El abogado Juan Pablo Albán evidenció que los partes policiales anticipaban la revocatoria de la visa efectivizada un día después.
El fiscal se exaspera, pide a la jueza que interrumpa al abogado y compañero de Manuela. Éste se toma unos minutos más y luego tiene la palabra Juan Pablo Albán; la jueza advierte al abogado que tiene solo 10 minutos para hablar. La sala es un horno, pero nadie se mueve. En lugar de reclamar a la jueza por el tiempo a todas luces reducido, Albán agradece. Y en una exposición sin subterfugios ni retórica demuestra cómo en uno de los partes policiales del 13 de agosto se cita la resolución de revocatoria de visa de Manuela del 14 de agosto. Se permite la ironía: son policías clarividentes. Luego lee una por una las razones legales para revocar una visa, y demuestra que su defendida no ha caído en ninguna de ellas. Le dice a la jueza finalmente que quiere confiar en la justicia, que es un proceso viciado y nulo por falsificación de documentos públicos. Termina antes de los diez minutos, sus alumnos y colegas sentados en la sala quieren aplaudir pero se contienen; Manuela lo mira intensamente con sus ojos azules.
Es el turno de Julio Sarango, quien fuera abogado de Cléver Jiménez y Fernando Villavicencio. El abogado lojano es más duro: no solo pide la nulidad de todo lo actuado, sino que habla de secuestro de Manuela Picq por parte de agentes del Estado ecuatoriano; habla de falsificación y forjamiento de documentos públicos para perjudicar a su defendida, pide que la jueza oficie a la Fiscalía para la investigación a estos funcionarios. 
Termina la audiencia. La jueza hace salir a todos y dice que aunque la ley le da 48 horas, tomará su resolución de inmediato. Afuera se escuchan gritos y tambores a favor de la periodista. Los policías se agolpan para proteger a Manuela, ella se molesta, pide que no la topen, hay un cruce de palabras. Afuera están los abogados de la defensa esperando que la jueza se pronuncie; se los nota satisfechos pero expectantes, llega Andrés Páez, el asambleísta de CREO y los saluda, dice que ha llegado, con su chompa calentador con los colores del Ecuador, para "ayudar debido a su inmunidad". 
La jueza llama  a las partes y se llena de nuevo la pequeña sala. Empieza a interrogar a Manuela: cuándo entró por última vez, dónde trabaja, qué hace, si le entregaron algún papel con la cancelación de la visa. ¿Algo más que quiera decir? Manuela habla en quichua: soy una mujer cañari le dice a la jueza y luego traduce, y pide que le digan por qué está detenida, bajo qué cargos y cuáles son los argumentos para la cancelación de la visa, que hasta ahora nadie se lo ha dicho. Habla despacio, con suavidad. sin exaltarse. La defensa entrega a la jueza y al fiscal una carpeta de pasta dura color naranja donde constan miles de firmas respaldando a Manuela.
Manuela se sienta y la jueza pide que todos se ponga de pie para oír el veredicto: no encuentra razón alguna para que ella sea deportada, y resuelve negar la deportación. Y entrega un plus a la defensa: por pedido de los abogados de Manuela se oficiará a la Fiscalía para que se investigue las actuaciones del Ministerio del Interior, de los policías, del funcionario de Migración. Aplausos, abrazos, lágrimas. Ahí adentro se oye el rugido de la calle, que se ha enterado de la resolución.
Manuela es abrazada por todos, sus abogados felicitados. El fiscal se desliza por la puerta discretamente. Ella dice que este es un triunfo de la democracia, un triunfo de todos los que la han apoyado. Es una victoria pero anuncia que debe recuperar su visa, que es algo pendiente y también que enjuiciará a quienes ordenaron y ejecutaron su agresión y arresto; Carlos Pérez está arrimado a la pared pendiente de su celular, mientras la jueza, en silencio y con el rostro adusto recibe las felicitaciones de la gente; no se la ve contenta, quizá imagine el costo de haberse jugado por la justicia y el Derecho. Menos contenta se pone cuando Andrés Páez se le acerca y le dice: suerte señora jueza, en su nuevo empleo.

Manuela Picq muestra varias expresiones en su rostro al ver a sus simpatizantes en el exterior. 
Manuela Picq sale luego de varios minutos a la puerta principal de la Unidad de Contravenciones. Está rodeada de decenas de policías, al parecer siguen queriendo protegerla. Se arma un caótico operativo para hacer un callejón policial hasta el patrullero que la llevará de vuelta al hotel Carrión, ella baja las gradas con rostro cansado, pero al ver a las decenas de personas que corean su nombre sus ojos se iluminan. Alza las manos en señal de la victoria y se deja conducir hasta la patrulla junto a Carlos Pérez. En medio de gorras, cascos y escudos solo se alcanza a ver sus manos, entrelazadas.

La periodista dio declaraciones a los medios a su salida de la Unidad Judicial.

La prensa, sobre todo privada, estuvo presente en los exteriores, mientras que a la audiencia solo se permitió medios oficiales. 


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