En 1951, decide emprender un viaje a París para ser asistente de dirección. Un año más tarde consiguió trabajo, en prácticas, como asistente de puesta en escena de Jacque Tati y de Claude Barma. Pero no le fue del todo bien, ya que Maltête solamente conseguía trabajos que le permitían, únicamente, subsistir.
En 1958, consiguió un puesto en la agencia Rapho, la agencia más antigua de foto-periodismo en Francia, creada por Rado y, entre otros, Brassai.
En 1960 logró publicar, el libro “París de las calles y canciones” con poemas de Brassens, Trenet, Mac Orlan, Jacques Prévert y Boris Vian.
Lograba captar escenas cotidianas insólitas, con humor y elegancia. Aunque muchos fotógrafos de la época lo sospecharan, como Robert Doisneau logra crear una puesta en escena en sus fotografías; donde se le notaba la influencia de los asistentes de puesta en escena con los que trabajó. Antes de ser fotógrafo fue humorista, declarando que “Nada es más necesario que el humor porque nos evita tener que sufrir con las cosas, dada nuestra impotencia individual y a tener que modificarlas” y continuaba diciendo que era “una de las manifestaciones más claras de inteligencia, de honestidad y salud mental”. Había hecho del humor “Ese espermatozoide frío en el orgasmo de la costumbre... Ese golpe bajo a los tabúes, reglamentos y códigos confortables”.
Fue un ecologista militante, le preocupaba la protección del planeta, estaba contra la guerra. Sus amigos recuerdan “¡Cuantos 8 de mayos y 11 de noviembre tuvimos que pasar en los cuarteles de policía!”
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